Según la
entrevista con CNN de la semana pasada, el Presidente cree que al decir que el
pueblo ecuatoriano se ha puesto de pie con “dignidad“, el Papa Francisco se refirió
a la revolución ciudadana y todas las cosas que han cambiado en el país. Bueno,
ayer mismo el Papa busco clarificar sus palabras para que no sean mal
interpretadas, comento que se estaba refiriendo a que Ecuador ha buscado la paz
con Perú, salido adelante como país, y
que el pueblo ha sido la fuente para el progreso en general.
Realmente la intención
del Papa era claro desde el principio, porque su jornada no era de carácter político
y el no busca meterse en la política interna de los países del mundo, sino más
bien inspirar y hacernos caer en cuenta que hay que buscar el bien común y no
aceptar el sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas en la tierra.
Por esa razón es
triste que las palabras del Papa sean utilizadas para otra vez mas manipular a
los ciudadanos, buscando de forma indirecta, un endorso o apoyo del Papa a
favor de un movimiento político especifico. Y la oposición tampoco se libra de
tratar de usar el discurso del Papa para fines políticos, muchos decían que el
comentario sobre los ecuatorianos, que se pusieron “en pie con dignidad”, se refería
de alguna forma a las protestas contra el gobierno la semana anterior. Tal vez fue un deseo más que manipulación,
pero de todas formas hay que tener cuidado en apropiar discursos neutrales y
que son de carácter religioso y moral, para un fin político, sea lo que sea ese
fin.
El Papa, y la
iglesia en general no busca la implementación de políticas, ni de revoluciones
o reformas concretas, eso es el trabajo del pueblo y los líderes. Lo que quiere
el Papa es que cada uno refleje sobre sus creencias y valores, especialmente
cuando los utilizamos para justificarnos. Él ha dicho que el amor al dinero
puede ser destructivo, no solo para uno mismo sino también para la sociedad cuando
los seres humanos se tratan como objetos materiales que pueden ser explotados
en vez de personas dignas mereciendo respecto. Esto es un desafío para los que creemos
fundamentalmente en el poder de una economía generalmente libre y en usar los
mercados para generar empleo y bienestar. No podemos dejar que este pensamiento
se convierta en una ideología, una segunda religión, que no nos deja ver el
sufrimiento de los más pobres y desafortunados. Hay que buscar libertad económica
de una forma integral y en donde todos podemos beneficiarnos de las riquezas
generadas.
Al mismo tiempo,
el Papa ha criticado a los que usan el discurso de la igualdad y la revolución para
ganar poder y controlar a la gente. Al finalizar su visita en el continente, el
Papa dijo en Paraguay que:
Este comentario
claramente se refiere a los gobiernos revolucionarios en la región, que no se
pueden regir solo por una ideología y que la realidad es más compleja de lo que
existe en una teoría política y económica. Más fundamentalmente, el Papa hablo
de los movimientos que utilizan:
Aquí vemos que el
Papa nos está diciendo que hay grupos ideológicos que usan el discurso de la
igualdad y combatir la pobreza como arma de manipulación y control. ¿Qué más se
puede decir de los gobiernos “revolucionarios” como en Cuba o Venezuela, donde
existe un sufrimiento terrible en todas las clases sociales, a pesar de que
esos países son liderados por movimientos cuya meta principal es eliminar el
sufrimiento humano y la pobreza?
Hay que pensar
claramente, hay que ver la realidad de lo que está pasando en el país, no
simplemente aceptar el discurso político de un movimiento y creer que por que
usan ciertas frases lindas, tienen automáticamente nuestro interés en mente. Y
aunque realmente quieran beneficiar a los más pobres, así como los
capitalistas, no pueden dejarse llevar por su ideología y pensar que porque
tienen una buena intención, sus políticas van a tener un efecto bueno.
Controlar mucho la economía de un país, interferir en las decisiones privadas
de los ciudadanos, y tratar de silenciar al pueblo para mantener el poder político,
no va a ser algo que realmente ayude al país a que se desarrolle.
El Presidente
admite que los mercados son necesarios para el desarrollo, y reconoce que el
fracaso del socialismo del pasado fue por no incluir a los mercados, pero al
mismo tiempo es tan fuerte su ideología que realmente no deja que los mercados
funcione y solo le gusta cuando hacen lo que a él le parece correcto. Eso no es
un mercado, eso es una economía centralizada.
Los cambios
radicales, sean al favor de un capitalismo ilimitado o al favor de un socialismo
total, generalmente no son buenos, más que nada por lo que dice el Papa, que
las ideológicas solo ven sus propias ideas y teorías, ignorando lo práctico y
lo que realmente se puede hacer considerando la naturaleza humana.
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